Diario de un puerco purpúreo
La cabaña de un cerdico morao'.

sábado, 6 de agosto de 2011
Sí, señores y señoras, personas, personitas, insectos, aves y otros tipos de criaturas que puedan pasar por aquí; después de más de un año, hoy, he decidido volver a saludaros a tod@s.
Quizás para contaros que acabé el bachiller de artes con matrícula de honor, o que también finalicé el grado profesional de clarinete.
Quizás para deciros que todo esto en realidad no sirve para nada.

Hace más de un año que no escribo nada (si no contamos largos exámenes e insulsos comentarios de texto de realización obligatoria).
Hace más de un año que no me quejo de nada ni por blogger, ni por fotolog, ni por ningún otro medio que implique exteriorizar emociones.
¿Y qué voy a hacer el año/curso que viene?

"Es una larga historia", le digo a la gente cuando me lo preguntan. "Jajaja, venga va, no será tan larga" "resúmela", es lo que me responden, sin imaginarse lo que se esconde tras la simple respuesta que ellos buscan. Si les contara la realidad de lo que "voy a hacer al año que viene", sería algo así:

<< En septiembre empezó, sin que yo me diera cuenta, un curso caótico. Un curso en el que lo personal no tuvo cabida. Un curso en el que las presiones familiares y sociales han estado más presentes que nunca. Nueve meses durante los cuales se gestó frustración, confusión, impotencia y rabia comprimida.

Si ahora mismo nos introdujéramos en la cabeza de alguno de mis progenitores podríamos escuchar de fondo una voz repetirles lo bien que lo han hecho y lo buena que es su "táctica educativo-parental". Sin embargo, y sin que ellos lo sepan, en la mía, en mi cabeza, la voz que suena de fondo está totalmente en desacuerdo con la suya. No piensa que la presión y el agobio, que las altas espectativas y obligaciones, sean la mejor opción para conseguir un/a hij@ feliz, san@ y maravillosamente educado@.

Duele pensar que el único modo de obtener el cariño de tus padres sea si contigo traes altas notas y maravillosos resultados académicos. Pero todavía es peor si, aún consiguiendo estas calificaciones, no recibes las más sinceras felicitaciones y muestras de agrado, porque, al fin y al cabo, "es lo que tenías que hacer".

Pues bien, este año ha sido el más duro de todos. Tras peleas, discusiones, llantos, enfados, gritos y temblores, no se me dejó decidir mi futuro libremente, como era de esperar.
Las mentes de los padres son, muchas veces, inescrutables. ¿Quién me iba a decir a mi que tres carreras de diferentes ramas de las artes estarían consideradas tan diferentes (por su parte, obviamente)?
A la hora de hablar seriamente de lo que sería de mi en mi primer año "universitario", resultó que:
- Una carrera de rama musical, como puede ser el grado superior de Clarinete estaba maravillosamente considerado por su parte(por parte de mis padres) como estudios válidos y con futuro.
- Un grado de Bellas Artes (es decir, la rama de las artes plásticas, también eran una opción extraordinaria a elegir, pues sus salidas profesionales son amplias.
- Sin embargo, según su extraño pensar, no hay lugar para las artes escénicas en este mundo. Cuando vino el momento de decirles que lo que realmente deseaba era estudiar un Grado de Arte Dramático empezó, por qué no, el drama.

"Arte dramático?" gritaban, espantados, como si estuvieran nombrando a Lord Voldemort. No sirvieron de nada mis intentos de explicar que en realidad ninguna carrera de artes tiene salidas, pero por la que no me importaría nada luchar sería por Arte Dramático. De nada sirvió tampoco llorar y quejarme, esforzarme durante todos estos años, explicarles que es lo que me gusta, lo que quiero hacer de mi vida. No, eso de nada sirve en esta casa.

Por eso, tras tanto ajetreo y discusión, la única conclusión a la que se pudo llegar fue que tendría que hacer una de esas que ellos consideraban "carreras de verdad" o "carreras con futuro" (que, como todos sabemos, de las nombradas, ninguna es así en realidad), para poder plantearme, más tarde, y sólo "a lo mejor", hacer ese "estúpido" Arte Dramático.

Una decisión muy amigable y divertida. Jugar con el futuro de una persona porque no te parezca una buena elección su carrera. ¿Por qué no hacer que pierda 4 años de su vida estudiando algo que, en el fondo, no es lo que quiere hacer para el resto de sus días?

Así que ahora quedaba decidir entre Bellas Artes o la rama musical (sólo de pensar que estos estudios "Sí tienen salidas" me da la risa).
En realidad me gustan mucho las tres carreras que os estoy nombrando, pero si algo he he aprendido en estos 18 años de mi vida es que no se puede hacer todo. Es triste, pero así es. Sólo tenemos una vida, y por eso debemos disfrutarla y hacer las elecciones que creamos más acertadas para lograr la felicidad.

Al pensar en las supuestas salidas profesionales de las dos opciones que me habían dejado, terminé decantándome por hacer el Superior de Clarinete o el de Jazz (preferiblemente Jazz, pero en los grados con prueba de acceso tampoco se puede ser lo más tiquismiquis del mundo. Entrarás al que te admitan).
Pensé que sería mejor intentar entrar en una orquesta, o incluso dar clase en un conservatorio antes que dar clase de dibujo técnico en un instituto por el resto de mi vida.

Esta decisión de inclinarme hacia la música desató unas expectativas muchísimo más altas de lo normal en cuanto a mis notas del conservatorio y mi estudio para éste.
Ya no valía nada de lo que hacía antes. Aunque yo sabía que tenía que estudiar más clarinete, mi madre se empeñaba en recordármelo a cada segundo, por si a caso.

Ahora, además de tener que esforzarme a muerte en un 2º de Bachiller de Artes plásticas, también tenía que "ser la mejor" en el conservatorio. Ésto consiguió hacer de el curso 2010/2011 un curso terrible, agobiante, asqueroso e infinito.
Día tras día sólo esperaba que llegara Junio, agobiada, cansada, harta de escuchar cuánto tenía que estudiar y todo lo que "no estaba haciendo" para el gusto de mi madre. "No haces nada, eres una vaga, nunca estudias, vas a suspender, etc". Estos maravillosos mensajes de ánimo diarios, hacían el camino hacia fin de curso más lento y desagradable todavía.

Tras meses de asco y estudio conseguí acabar con todo, con unos resultados "satisfactorios" (pero, no olvidemos, que es mi obligación que esto sea así, claro). La matrícula de honor en bachiller consiguió que mi primer año de universidad fuera gratuito, y, por tanto, me "obligó" a entrar a un grado universitario, porque no era aceptada en los mágicos grados con prueba de acceso (como son el superior de clarinete o el de arte dramático).
Por tanto, tras todo un año de dejarme los cuernos estudiando en el conservatorio, iba a acabar haciendo Bellas artes, porque me pagaban la matrícula.

Esto me vino bien, porque si no entraba al conservatorio, al menos estaría estudiando Bellas Artes, y estaría lejos de mi casa. Pero por otro lado desmoronó mi elaborado plan de estudios.

Mi plan inicial era entrar a Superior de Jazz (o clarinete) en este año, y, o bien tras un par de años, o bien al acabar, entrar también al grado de Arte Dramático.
Al tener que empezar Bellas Artes, el plan cambió.
Ahora voy a hacer la prueba de acceso a Clarinete/Jazz, pero si entro estaré haciendo Bellas artes y Clarinete.
¿Dejo al año siguiente una de las dos carreras para hacer Arte Dramático? ¿Acabo las dos carreras y después hago arte dramático?

¿Me paso 4 años de mi vida (si no son más) de nuevo pluriestudiando? ¿Con lo harta que estoy de hacer instituto/Conservatorio durante más de la mitad de mi vida?

El resultado de todo esto es que estoy este verano encerrada en casa para satisfacer los deseos de mi madre: "toca el clarinete, que suspenderás la prueba de acceso, como la que ya has suspendido". "No puedes salir, ¿no ves que no estudias? ESTUDIA! VAGA!" "Tú no estás de vacaciones" "No haces nada, después no te quejes cuando suspendas"
Sí, ya he suspendido una prueba de acceso. No tenía esperanzas en aprobarla, pero a ella le chocó, y quizás lo escriba en mi lápida cuando muera "SUSPENDIÓ LA PRUEBA DE ACCESO A CLARINETE", al menos eso parece, por la importancia que le da y lo mucho que me lo recuerda.
En Septiembre haré otra prueba de acceso, esta vez la que de verdad importa. No sé si aprobaré o no. Probablemente no.
¿Y entonces?

¿Tendré que pasarme todo el año estudiando de nuevo para poder hacerla al año que viene otra vez? ¿O simplemente acabaré Bellas Artes y me olvidaré del clarinete?
No lo sé. >>

Pero no, en realidad lo que les respondo es:

<< Jaja... bueno, es una larga historia... pero... voy a hacer Bellas artes, y, si entro, Clarinete >>

Un agradable resumen de un año de agonía y estudio.
Eso sí, que jamás se me ocurra decir algo de "esa carrera que no debe ser nombrada".
Arte Dramático está olvidada por mis padres, porque ahora me estoy "centrando" en el clarinete. Pero en el fondo todos sabemos lo que queremos, y mi fondo tiene claro que su sueño, su ilusión, lo que no le importaría realizar durante el resto de la vida, es actuar.

No sería la mejor, ni la que más éxito tendría, pero al intentarlo, al luchar por ello sé que sería la persona más feliz.
Eso sí, ahora mismo no sé cuántos años tendré que esperar para poder ser así de feliz. De hecho, ni siquiera sé si alguna vez podré, finalmente, realizar este sueño estúpido mío.

Pero aquí estoy, desahogándome (como si alguien escuchara al otro lado del teclado), comiendo helado y releyendo Harry Potter; porque en los días de depresión, en los días en los que me da por pensar, lo mejor es saturar las neuronas con azúcar y viajar a mundos mágicos en los que tienen problemas mayores que estúpidos sueños adolescentes imposibles.

Es normal que tuvieran que romper el espejo de Erised.

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Posted by PurplePig at 8:50 | 0 comments